martes, 27 de marzo de 2012

Nightsatan (electrónica macarra retro-futurista ochentera)



Tal vez sólo sea cosa mía, pero tengo la impresión de que según van pasando los años, al mismo ritmo que vamos escuchando discos, viendo películas, leyendo libros... vamos haciéndonos más descreídos ante las siguientes obras que tengamos que escuchar, ver, leer... Es comprensible. Se suele comenzar por alguna recomendación y ya sea desde casa o por mediación de otras personas esas recomendaciones suelen ser los popes del género: escucha a Black Sabbath, mírate El tercer hombre, léete a Kavafis. Serán ellos nuestras piedras de toque; el placer que nos proporcionen estas primeras experiencias, el nivel mediante el que serán comparadas las demás. Y vamos indagando, tras iniciar una búsqueda que será ya constante, descubriendo joyas, pero creo que siempre llega algún momento en el que nos preguntamos si alguna vez volveremos a sentir lo mismo que hace años tras escuchar la lluvia caer entre la tormenta. Demasiado maximalista esto que acabo de decir. Esperar que cada obra artística que pase ante nuestros ojos sea una un pináculo en su género resulta ingenuo. Además de frustrante (y subjetivo, por supuesto). Pero las hay, las hay, y esa sensación de perplejidad cuasi infantil y de maravilla (¿dónde has estado hasta ahora?) vuelve a resurgir. Me ocurrió con Los cronocrímenes (con The wicker man, recientemente visionada y que se merece una reseña por todo lo alto, también, pero entra dentro de la categoría de joyas; ocultas, aunque sea), con Pyramidal y ha vuelto a pasar con Nighsatan.


¿Alguien quiere seguir leyendo?


Tras un nombre que podría dar cobijo a una banda de heavy ochentero o thrash guarro y caótico, se esconden tres fineses que afirman tocar, por decir algo, lasermetal. Mazathoth y Wolf Rami mediante sintetizadores e Inhalator II con batería electrónica, sin tirar de loops ni partes pre-grabadas, se encargan de componer una música que según ellos, o el sello, encuentra su base en Goblin (uh), John Carpenter (el Mortiis, primera época, del cine fantástico, que no se olvide) y los grupos fineses de doom metal (tontos no son). A semejante mezcla habría que añadirle la influencia del sonido marcado por Kraftwerk (Nightsatan me hacen pensar en temas construidos tras escuchar en repetición continua Das Modell), cuyo poso aquí se mezcla con una de sus consecuencias: las melodías de videojuegos (chiptune) de finales de los 80 y principios de los 90 (cuando había que elegir entre Adlib, Gravis Ultrasound, Sound Blaster...) amén de otros compositores de la época como Vangelis; y recoge también en su haber el concepto de la ciencia-ficción en los 80. Inaugurado, en términos históricos, en 1979 con Alien y Mad Max (algo ya avisaban Silent running y otras), espoleado por Blade Runner y ampliado con Neuromante, esta visión del futuro colisionaba con violencia con la que había prevalecido desde los 50. Ni entornos asépticos de blanco inmaculado, ni ingenieros como héroes de la sociedad, ni brillantes domos en la Earth Avenue de Saturno, sino mega-corporaciones de colosales rascacielos, opresión, pobreza, control de la población mediante drogas de diseño cibernético. Y crestas punkies, chupas de cuero, outsiders que se niegan a ser deglutidos por la maquinaria sistémica. De ahí que el resultado global sea algo así como la banda sonora de la descomposición social de una época enfrentada ante un presente decepcionante y desesperanzador y un futuro con ningún viso de mejorar.


En los callejones más mugrientos de aquí hasta la Bahía de Chip Korea él es la única ley o Las más macabras de las vidas cyber-punkies


Así pues, tenemos a un grupo al que, lanzándome al vacío, podríamos calificar de synth-pop metálico y toques prog tocado a modo de banda sonora con los años 80 cyberpunk de fondo. Con escasas voces, instrumental al 99.9%. Una banda que está disfrutando de un número generoso de conciertos por su Finlandia natal (y ahí los podéis ver en los videos, con sus J'Hayber de Regreso al Futuro y muñequeras old school) y que en 2010 editó su debut Midnight laser warrior, con una macarrada por portada y que encontró su reverso ligeramente menos taleguero en la ilustración de ci-fi que abre el vinilo, en la calle en 2011. Dentro de él, 7 temas que demuestran la habilidad de estos deckards de la música para empezar con calma, aumentar las pulsaciones por minuto, parar, introducir los pasajes de decadencia humana, un toque nostálgico, sumergirnos en la atonía de las megalópolis (glorioso el final de Karelian starmaster (Evil Lucifer), tremendamente agobiante y oscuro, ahí debe estar lo que viene del doom) o pasar a otros momentos más de escapar bajo una lluvia nocturna acosados por cámaras teledirigidas, por así decir. No faltan las referencias populares en títulos como Death Chess 2000 (tema de ritmo aplastante in crescendo y que nos remite a Death race 2000, divertida película de la factoría Corman con David Carradine y Sylvester Stallone a la cabeza) y Stars, our destination (guiño, imagino, a Alfred Bester) o incluso en las propias melodías (Steel diamond part 4 comienza con el punteo que abre Wasted years en versión electrónica y hace de él un fondo más que interesante para una evocadora progresión). Y seguramente esté pasando otras por alto. Completan el disco Four eyed cyclops (inicio), Ninja apocalypse (medio) y Shogun sunrise (final), nombres que no defraudan para un álbum que no tiene ningún desperdicio.




Nightsatan han contado, además, con la colaboración puntual en conciertos de sir Albert Witchfinder (buscando en qué andaba este señor di con ellos), quien aporta su voz, su camiseta y sus gafas a un nuevo tema (tiene unos meses), de nombre Mysterium y con un tono melancólico.

Midnight laser warrior ha marcado el inicio de una senda que parece prometedora como prometedores lo eran los aero-coches y aero-patines hace 30 años y que aún no están sobre nosotros. Por ello, Nightsatan. He visto el futuro. Y está en 1982.





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2 comentarios:

Kilburn dijo...

Me acabas de descubrir algo magnífico, ¡gracias!
Y es gracioso, porque justamente ayer estuve repasándome bandas sonoras de Carpenter en bucle XD

E. dijo...

Jaja, te había dejado un comentario en Hellpress. Estoy escuchando el disco ahora mismo y es que me parece la leche.

John Carpenter es un crack con su minimalismo/economía de medios, xd. Las canciones principales de "Asalto a la comisaría del distrito 13" o "1997: rescate en Nueva York" son temazos, sí, señor.

Atento al final de "Karelian starmaster" y a la evolución de "Steel diamond part 4". Enorme.

De nada. Gracias a ti por pasarte por aquí.