viernes, 16 de marzo de 2012

Cuatro de terror británico



Ya era hora de comenzar a inundar esto de cine de terror, del que poco o nada he hablado por aquí (¿habéis visto ya esta fantástica historieta de solo dos páginas con PETER CUSHING como invitado?) y lo hago hoy no con uno, sino con cuatro títulos de brit-terror, a cada cual mejor.

El primero es uno de esos experimentos de la Hammer en los 70 en los que trataba de variar la fórmula de terror gótico clásico para acercar sus producciones a los nuevos gustos del público. The legend of the seven golden vampires es una co-producción con Shaw Brothers Studio, gran productora de Hong Kong, y co-dirigida por Roy Ward Baker y Cheh Chang con la que se intentó un híbrido entre la fórmula hammeriana y el pujante cine de kung-fú consiguiendo un film que a algunos les parecerá casposo, cutre, etc. y a otros, una entretenida vuelta de tuerca. Drácula, en posesión del cuerpo de un señor de la guerra, viaja a Oriente y comienza a sembrar el mal. Años después, Laurence van Helsing se encuentra en China, buscando las formas orientales de la vampirología y la verdad tras la leyenda de los siete vampiros de oro. Entretenida, para sesión vespertina de domingo. Y Peter Cushing. Grande. Siempre.




Captain Kronos: vampire hunter sigue la misma estela que la anterior. Este film de 1974 dirigido por Brian Clemens nos presenta una revisión del clásico cazador de vampiros hammeriano. Aquí, el capitán Kronos del título, interpretado por un parado Horst Janson, es un hombre solitario, un veterano soldado solamente acompañado por su fiel ayudante, el jorobado Grost, con quien cabalga katana al cinto allá donde el mal reclame su presencia. Se nota que eran los 70, y no solo por la presencia de Caroline Munro, quien ya protagonizara otra de las películas más recordadas de Brian Clemens, El viaje fantástico de Sinbad. Tenemos en Kronos a un experto en el arte de la lucha contra los chupasangres, lanzado principalmente a la acción, que medita en curiosas posturas, fuma hierbas orientales y se da al amor libre con la primera moza a la que salva (quién podría culparle), paradigma bien alejado de aquel doctor puritano y reflexivo, aunque no obstante preparado también para el combate cuerpo a cuerpo, caracterizado por Peter Cushing en 1958. Así que tenemos al protagonista haciendo frente él solo a varios villanos, duelos a espada (atención a ese final de otra época), una escena de infiltración... Más los momentos de rigor dedicados a los ataques vampíricos, caza y escenas con estacas punzantes. En conjunto, la película resulta algo deslavazada y por momentos floja, pero es un bonito entretenimiento. Para acompañar a la anterior en una doble sesión dominical.




The Skull
y The creeping flesh, dirigidas por Freddie Francis en 1965 y 1973 respectivamente, son ejemplos de que había vida en Inglaterra más allá de la compañía de los Bray Studios. The skull es una producción de la Amicus con guión de Milton Subotsky, uno de los que ponía también el dinero junto a Max Rosenberg, basado en una historia de Robert Bloch. Una calavera, resto óseo de lo que una vez fue cabeza del marqués de Sade y que lleva la locura y la muerte a todo aquel que la posea, termina en las manos de un estudioso de la demonología que comprobará de primera mano lo que hasta ahora para él era simple teoría. Película más que decente. Freddie Francis, aunque se ve que era desafecto al género, demuestra su oficio creando una atmósfera hórrida y amenazante que traspasa la pantalla. Destacaría, aparte de, claro está, las interpretaciones de Peter Cushing y Christopher Lee, este como secundario, la secuencia onírica en la que el doctor Maitland comienza a comprender el influjo que ejerce dicho cráneo sobre los incautos que deciden acercarse a él.




En cuanto a The creeping flesh, esta era una película de la Tigon, pequeña productora responsable de obras como Witchfinder general o The blood on Satan's claw (esta la tenía por ahí y aún no la he visto). De nuevo, Peter Cushing es un doctor, el doctor Hildern, pero esta vez es uno que va de mal en peor con sus estudios, según se desprende de las palabras de su hermano, un Christopher Lee otra vez en un rol secundario y ante el que no puedes reprimir una mirada de odio, también un "hijo de puta", cada vez que aparece. El descubrimiento de un esqueleto prehistórico por parte de Hildern que podría cambiar la teoría de la evolución desencadenará el HORROR. A eso, añadidle el extraño pasado del doctor, una vieja profecía, varios casos de locura y un sanatorio dirigido de manera curiosa por Lee. Una gran película de terror victoriano cuando parecía que esto no daba para más.

No hay comentarios: